Jugar para aprender: la formación de las nuevas generaciones de educadores en primera infancia

2 enero, 2019

El plan de estudios de la Universidad de Chile se alinea con los avances en la enseñanza a párvulos

Desde hace bastantes años se ha estudiado la relevancia del juego como herramienta didáctica para que niñas y niños obtengan sus beneficios, entre ellos lograr una mayor concentración y disfrute de actividades desafiantes. Para concretar este panorama en las aulas, la carrera de Pedagogía en Educación Parvularia de la Universidad de Chile refuerza en su plan de estudios la generación de escenarios educativos que fomentan la autonomía y la autorregulación de los más pequeños.

La educación parvularia se ha convertido en un foco de atención recurrente para investigadores y autoridades en el área, debido a que está comprobado su impacto en el desarrollo cognitivo, social y emocional en infantes. Este bienestar se refleja directamente en sus habilidades para aprender en sus próximos años de estudios primarios tanto como en su rendimiento escolar a futuro.

En este sentido, el Ministerio de Educación reformuló sus bases curriculares para niños y niñas de 0 a 6 años. Entre las principales innovaciones que se agregaron, acordes a la identidad pedagógica de este segmento, se encuentran “el enfoque de derechos, la incorporación del juego como eje fundamental para el aprendizaje, el protagonismo de los niños y las niñas en las experiencias de aprendizaje y el resguardo de la formación integral”. Para complementar este propósito, se indicó la necesidad de ajustar los ciclos del proceso educativo a periodos más cortos, según las características y desarrollo de los párvulos.

Estos avances se contraponen a las dificultades que se presentan  a la hora de implementar un programa educativo en distintos contextos a lo largo del país. La baja cantidad de profesionales en establecimientos educacionales y la inexistencia de una sistematización del trabajo con juegos en todas las áreas de aprendizaje son aristas consideradas a nivel nacional e internacional.

Según indicadores de la OCDE publicados en septiembre pasado, si bien aumentó la inversión  y cobertura de la educación preescolar, el incremento de docentes no es equiparable a la cantidad de niños que son parte de los establecimientos, ya sean públicos o privados. Otra de las complicaciones que se presentan a la hora de relacionar los juegos la actividad pedagógica, es que sin la supervisión y organización del proceso de aprendizaje, los niños y niñas no obtienen una retroalimentación que les permita aprovechar las potencialidades de la interacción con el material destinado a su desarrollo. Este fenómeno se revisa ampliamente en un estudio realizado por Marcela Román y Cecilia Cardemil del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación, perteneciente a la Universidad Alberto Hurtado. En la publicación se observó el uso que educadoras de párvulos del país le dan a los materiales pedagógicos presentes en el aula.

Un programa de estudios como respuesta

En este sentido, la carrera de Pedagogía en Educación Parvularia de la Universidad de Chile busca generar nuevos planteamientos respecto de la formación de los niños y niñas, entorno a la pertinencia y entendiendo esta etapa como un nivel educativo en sí mismo, no como una preparación para el ingreso al primer ciclo de escolaridad. Así lo indicó Carolina Aroca, jefa de carrera de este plan de estudios en la Universidad de Chile. “Hay una opción paradigmática que tiene que ver con el desarrollo y con que las oportunidades sean pertinentes y contextualizadas a los niños y las niñas en los diferentes territorios, en los diferentes lugares, en los diferentes contextos. No es igual un niño de 2 años de Arica que uno de Valparaíso, ni siquiera entre ellos aunque estén en la misma ciudad, porque tienen desarrollos distintos”.

Con respecto al juego como herramienta de enseñanza, la propuesta académica en palabras de la docente, es la generación de “escenarios pedagógicos que sean pertinentes a esos grupos de niños y niñas, (…) muchas veces es visto que al jardín infantil sólo van a jugar, entendiendo el juego como una situación de relleno en las cuales no hay aprendizaje, no hay desarrollo. Nuestra postura tiene que ver con que en el juego se aprende, implica que los niños desarrollen su imaginación, desarrollen su pensamiento”.

De esta manera, las futuras generaciones de educadoras están siendo constantemente interpeladas para la instauración de buenas prácticas pedagógicas en su desarrollo profesional. “Nosotros en las estudiantes vamos propiciando un análisis reflexivo y crítico de sus prácticas, si bien nosotros les entregamos una cantidad de conocimientos específicos disciplinarios y pedagógicos, (…) otro sello que se trabaja, que las estudiantes vayan reflexionando respecto de sus propias prácticas pedagógicas”.

El foco del programa es fomentar un ambiente educacional propicio para que niños y niñas sean vistos como sujetos de derechos y ciudadanos activos. El rol de la educadora es fundamental en la intencionalidad de los espacios de juego. Así lo afirma la profesora Aroca, “cuando uno intenciona niños que son creativos y que son autónomos, les va muy bien en el colegio, porque son capaces de autorregularse, empiezan a adquirir esta autonomía progresiva desde muy chiquititos. Por lo tanto no son disruptivos, no son desordenados, son capaces de autogestionarse. Se piensa que los niños no desarrollan su ciudadanía, nosotros sí trabajamos el tema ciudadano. Por ejemplo, el respeto al otro, a escuchar al otro, elegir quienes quieren que les represente, (…) entonces esa autorregulación te permite ir favoreciendo personas mucho más seguras.

Pedagogía en Educación Parvularia en la Universidad de Chile

La carrera de Pedagogía en Educación Parvularia se encuentra en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y está orientada a desarrollar competencias clave para el cuidado integral de niños y niñas. También tiene un foco social que incorpora la valoración del trabajo con el entorno de los más pequeños, su familia y la comunidad que los rodea. Las y los profesionales que optan por este programa de estudios pueden desempeñarse en instituciones educacionales públicas o privadas, así como en proyectos de otras características en los que se requiera los conocimientos de un especialista en educación preescolar.

La carrera cuenta con 30 vacantes por ingreso PSU, además de contar con vías de ingreso especial transversales a toda la universidad.

 

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