Reducción de la jornada laboral en Chile: analizan los posibles impactos en la productividad

8 julio, 2021

·         “Me atrevería a decir que Chile ya está en posición de evaluar seriamente una reducción en la jornada laboral, aunque no de la magnitud sugerida”, afirmó el académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Talca Campus Santiago, Bernardo Lara.

En la Cámara de Diputados avanza el proyecto de ley que plantea reducir la jornada laboral a cuatro días de trabajo y tres de descanso. La iniciativa propone una disminución inicial a 40 horas y luego a 38 horas a la semana, al quinto año de aplicación de la actual moción en trámite.

El director del Centro de Investigación en Economía Aplicada y académico de la Facultad de Economía y Negocios del Campus Santiago de la Universidad de Talca, Bernardo Lara, realizó un análisis sobre los impactos que podría tener esta propuesta.

“En una teoría económica más ortodoxa, reducir la jornada a 40 y 38 horas sería equivalente a subir los salarios por ley en un 11.1% y 15.6%. Aquello nos sugiere que las empresas estarían dispuestas a contratar menos trabajadores, e, incluso, a despedir a algunos. Sin embargo, la producción de las personas podría no disminuir en la misma cantidad que las horas. Para entender esto, invito a los trabajadores y empleadores a que se pregunten si los empleados harían más o menos lo mismo en una semana de trabajo de 4 días (ejemplo, semanas de fin de semana largo) que en lo que hacen en una semana de trabajo de 5 días. Si la respuesta es positiva, en ese caso no habría razón para una reducción en el empleo: se hace lo mismo, pero en menos tiempo”, sostuvo.

Sobre el efecto de aumentar el período de descanso a tres días, el académico señaló que la ventaja que se ha observado es que los trabajadores muestran una mayor felicidad y satisfacción. “Esto puede resultar, incluso, en una mayor productividad. Adicionalmente, resulta amigable con la vida familiar de los trabajadores. En ese contexto, hay que destacar que Chile es uno de los países con mayor cantidad de horas trabajadas en la OCDE, superado solo por México y Corea del Sur, curiosamente usado de forma habitual como modelo para Chile”, afirmó.

Lara advirtió que es importante entender que los cambios muy bruscos -sin mayor evidencia- pueden causar problemas. “La evidencia respecto a una reducción de horas de trabajo viene de Islandia y Microsoft Japón, casos que serían difícilmente comparables a la realidad de las empresas chilenas. Asimismo, hay que tomar en cuenta que un factor que permite una reducción de la jornada de trabajo es el aumento en productividad, algo en lo que Chile no ha brillado precisamente”, recalcó.

Para el académico es posible que esta legislación no sea para todos. Explicó que mientras un cargo de alto salario puede ajustar su jornada para hacer lo mismo, otros trabajos más rutinarios -por ejemplo el caso de un cajero de supermercado- reduciría lo que lograría hacer en la jornada y podría terminar siendo reemplazado por alguna tecnología, como cajas de autoservicio.

“Como señalé, la evidencia está en situaciones que no son muy comparables con el caso chileno. No obstante, sí me atrevería a decir que Chile ya está en posición de evaluar seriamente una reducción en la jornada laboral, aunque no de la magnitud sugerida”, indicó.

Otro de los efectos a considerar es el impacto de esta iniciativa en las micro y pequeñas empresas. Ante esto, Lara manifestó que el Código Laboral chileno genera rigideces que no permiten muchas innovaciones laborales.  “En Estados Unidos la semana de trabajo de cuatro días está siendo implementada por empresas de forma individual. Ello ocurre debido a que algunas compañías identifican como positiva la reducción de la semana laboral. Para que algo similar ocurra en Chile, una alternativa sería abrir un régimen especial de jornadas de 4 días y promover su adaptación. Aquellas firmas que quieran contratar a los mejores trabajadores podrían liderar su adaptación y atraer a los trabajadores deseados. Esto podría resultar en una posterior masificación de forma gradual y flexible a las diferentes realidades de las empresas”, finalizó.

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