Tras la sorpresa generada a partir de estos acontecimientos en un país que era considerado como el de más prosperidad y crecimiento económico en la región, la investigadora indicó que los hechos ocurridos en los últimos días “pueden ocasionar diversos cuestionamientos a nivel internacional y, principalmente, latinoamericano”.
En ese sentido observó que si bien la intensidad de la crisis no era predecible, hubo señales en cuanto a que existan problemáticas demandadas por la población que no estaban siendo resueltas, dejando en entrever la validez del sistema.
“Las demandas sociales que son el tema de fondo, puede que lleven a que a nivel internacional se ponga en cuestión el modelo económico por las desigualdades sociales que genera en las personas. Y en lo político se observa un claro problema de legitimidad, lo que también se ha podido percibir en otros países”, explicó.
Agregó que en este contexto queda en jaque la factibilidad de realizar eventos como la cumbre de países APEC o la Conferencia de COP 25, programados para realizarse en Chile en noviembre y diciembre, respectivamente.
“Si bien las autoridades han mantenido la agenda intacta en relación a estos eventos, el escenario actual cada vez parece presentarse menos óptimo para celebrar una cumbre, sobre todo en las que se esperan a los representantes de las economías más poderosas a nivel mundial”, expuso.
Explicó que “Chile tiene que estar a cierta altura de un país que demuestra no solo estabilidad, tranquilidad, paz, seguridad, sino que también empatía con sus ciudadanos en cuanto a sus demandas y cada vez más las manifestaciones y la magnitud que alcanzan merman esta posibilidad”.
No obstante, señaló que de materializarse estos eventos, “hay que tener ojo en los ciudadanos, en la sociedad civil que se está manifestando, porque pueden aprovechar estas instancias como plataforma para hacer presente ante la comunidad internacional lo que está ocurriendo”.
