
Importantes grados de violencia no criminal percibida en al menos la mitad de los electores en Chile que viven en la zona metropolitana es una de las principales conclusiones del estudio de percepción ciudadana titulado: “Violencia societal: más allá de la criminalidad”, conducido por la Fundación Chile21 y ejecutado por la empresa de estudios de opinión MORI.
La medición aplicada a mayores de 18 años que representan el 46% del electorado nacional, refleja que la sociedad chilena era percibida como mucho más pacífica hace diez años. En una escala de uno a diez, dónde uno es más violento, el nivel de percepción se ubicó en 6.9 en 2013. Hoy se percibe en un 4.7.
Lo anterior, tiene expresión en diferentes ámbitos de la sociedad, particularmente en la política y sus representantes, los partidos, los medios de comunicación, las redes sociales, las personas en la calle, en el transporte y en el trabajo. De hecho, el 59% de los santiaguinos dicen que han experimentado violencia en la vida diaria, siendo la calle (44%), el transporte público (37%) y el trabajo (30%) los espacios con mayor recurrencia.
Las agresiones verbales (53%) es por lejos el instrumento de violencia más usual que declaran las y los chilenos. El segundo, pero menos usado es la agresión psicológica (33%), seguidos por el abuso de poder con un 31%. Asimismo, sólo el 50% de las y los santiaguinos declara que nunca utilizaría la violencia como método, el resto encuentra alguna justificación en base a respuestas múltiples: un 24% para defender sus derechos, un 16% para luchar contra injusticias sociales y un 15% para reprimir a grupos sociales que atentan contra el orden público, entre otras justificaciones.
Las principales víctimas de esta violencia societal, serían en percepción de los consultados, las mujeres con un 54%, los adultos mayores con un 53% y los niños y niñas con un 46%.
Otro indicador preocupante es que los grupos sociales percibidos como más agresivos son, en primer lugar, los inmigrantes con 44% de las respuestas, seguido por los barristas del fútbol con 42%, los comerciantes ambulantes con un 41%, los choferes de autobuses con un 36%, los automovilistas con un 35% y los políticos con 34%.
“La violencia cotidiana en las relaciones interpersonales forma parte importante de la sensación de inseguridad de los chilenos. Nuestra sociedad se ha vuelto más agresiva y hostil y se expresa en la calle, en el trabajo, en los medios de comunicación y en las redes sociales. La política y los políticos son percibidos como violentos por los encuestados lo que refleja un clima de polarización política que se ha instalado desde hace un tiempo. A su vez existe un porcentaje no despreciable de personas que justifican el uso de la violencia física para resolver problemas. Estos elementos son sin duda un problema para nuestra democracia que debemos atender seriamente”, expresó el politólogo director de Chile21, Daniel Grimaldi.
Ahora bien, respecto a las motivaciones, el 69% de los encuestados alude a la falta de educación como el primer factor que explica la violencia en los espacios sociales. Tras ello, aparece la frustración con un 49% y en tercer lugar la desigualdad social con 39%.
“Los santiaguinos viven en un ambiente de violencia desde la calle, en el transporte y en el trabajo, en todos los ámbitos de la sociedad. Las redes sociales solo son la punta del iceberg de esa violencia que se vive a diario”, explica Marta Lagos, directora de MORI.
Por ello no es de extrañar que el 51% de quienes participaron de este estudio perciban que en Facebook es dónde hay mayor violencia, seguido de X (antes Twitter), con un 42% del total de las respuestas. Lo anterior, según los encuestados, se reflejaría en una gran cantidad de comentarios groseros con un 59%, en segundo lugar con insultos (54%), y con mensajes de odio, en tercera posición.
Relacionado a lo anterior, al preguntar dónde hay más violencia en los medios de comunicación, el 62% reconoce que la mayor parte se expresa en los noticieros centrales, el 48% dice que es en los reality shows y el 40% en los matinales. Puntualmente, en la televisión, un 58% dice que esta condición se manifiesta en los programas de discusión política y un 44% lo percibe en la sección política del noticiero central.
Presidente Boric y José Antonio Kast identificados como emisores de mensajes de odio
Ante la pregunta abierta ¿cuál es el personaje público o político que más difunde odio? un 43% no sabe o no responde y un 31% menciona nombres como Gonzalo de la Carrera, la Doctora Cordero o Carmen Hertz, más generalidades como “comunistas” o “comunicadores de prensa”, entre otros.
Sin embargo, el 26% restante de los encuestados indica que el personaje público que es percibido como el que difunde más mensajes de odio es el Presidente Gabriel Boric con un 9%, seguido por José Antonio Kast con 8% lo que estadísticamente los deja en igualdad de apreciaciones. El tercer lugar lo ocupan “todos los políticos” con un 7%. Si bien la cifra es relativamente baja en frecuencia, muestra claramente el nivel de polarización que se percibe señalando a los dos principales líderes políticos antagonistas.
En cuanto a instituciones, en la izquierda el partido político percibido como el que difunde más mensajes de odio es el Partido Comunista con un 46%, en la derecha lidera la lista el Partido Republicano con 33% de las opiniones. “Aquí la sorpresa es el rápido posicionamiento negativo del joven Partido Republicano que compite mano a mano con el viejo y clásico anticomunismo que data de más de medio siglo”, explica Grimaldi.
Finalmente, el Estudio sobre la Violencia de Chile21, da cuenta que las consecuencias de esta percepción en la salud mental son altas. Al aplicar el test internacional sobre salud mental PHQ-4, un 60% de los encuestados presenta algún grado de sintomatología de ansiedad o depresión y un 12% presenta grados severos de ansiedad y depresión. Al cruzar estos datos con la percepción de violencia vemos que existe una correlación directa entre mayor percepción de violencia y mayores niveles de ansiedad y/o depresión, aspecto que nos llama la atención sobre la importancia de estudiar el vínculo entre la violencia y la salud mental en Chile.