El ataque a un equipo periodístico de TVN el fin de semana pasado, en la ruta entre Cañete y Tirúa, debe tener una clara condena de toda la ciudadanía, de la misma manera que en otros casos que se han producido en la zona. La violencia contra las personas es uno de los atentados más profundos a la convivencia y no podrá tener nunca una justificación. Lamentamos la pérdida de visión en uno de sus ojos del profesional herido y las lesiones sufridas por los otros miembros del equipo, y solidarizamos con ellos, deseando su más pronta recuperación y rehabilitación.

Además de la gravedad del riesgo para la vida y el daño a la integridad de las personas, en este caso los miembros del equipo periodístico estaban realizando sus labores destinadas a preparar sus actividades de información al país y comunicación de las diversas opiniones relativas a la relación entre los Pueblos Originarios y el Estado, de manera que este ataque también afecta la libertad de expresión, de trabajo y el derecho a la información.

Llamamos a que se realice una investigación diligente y completa de las responsabilidades involucradas. Así también, llamamos al conjunto de los órganos del Estado a realizar adecuadamente sus funciones de prevención y control de los actos de violencia siempre con estricto respeto a los derechos humanos.

Reiteramos nuestro llamado a la sociedad en su conjunto y a las diversas autoridades del Estado, a crear condiciones para establecer los diálogos necesarios que acuerden las soluciones a los conflictos de raíces históricas que opacan la convivencia en diversos territorios del sur de Chile. Somos conscientes que la perduración de esos conflictos se ve agravada con otros problemas que se nutren de ellos, deteriorando aún más la vida en común. La superación de ellos, requiere de grandes acuerdos y de la voluntad para reducir las diversas brechas de realización de los derechos humanos de todos y todas.

Consejo del Instituto Nacional de Derechos Humanos