COMUNICADO
El 26 de junio, la ONU lo ha establecido como el Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura. Son miles las personas que han sido torturadas, tanto en la dictadura como en democracia, y hoy son sobrevivientes de este flagelo que se sigue practicando en Chile.
Donde se practica la tortura, los poderosos excluyen a sus pueblos de todo ámbito de participación, lo que conlleva a la mantención de una injusta distribución de los bienes. Por tanto, es innegable que la tortura se extiende como reacción furiosa de los dueños del poder ante la voluntad de cambios políticos, económicos y sociales de las grandes mayorías explotadas. En consecuencia, la tortura es un instrumento para la concentración del poder.
En más de un tercio de los Estados miembros de la ONU, la tortura forma parte de los métodos de interrogatorio y/o se practica para castigar a los reclusos. Es también frecuente que personal de la salud tome parte activa en las torturas, lo que ha sido fomentado por el intercambio internacional de experiencias represivas, lo que incluye la formación de torturadores.
De acuerdo a la Convención contra la Tortura de la ONU, aquella es definida como “un acto por el cual se inflige intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener información, de castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, o de intimidarla o coaccionarla, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación”.
La tortura y la prisión, especialmente la prisión política, son expresiones de violencia para mantener la dependencia de los pueblos dentro de sus propios países, así como de los países subdesarrollados que, al ser fuentes de materias primas, han posibilitado el crecimiento del capitalismo mundial. Esto se traduce en el saqueo de los países pobres con la complicidad de las oligarquías al interior de los mismos. Allí se origina la desigualdad, porque se trata de un sistema centrado en las cosas y no en las personas, pues a éstas se les considera y se les trata como objetos de mercado. Es el afán de riquezas, antes y ahora, la causa de la violencia y del despojo.
El economicismo ha provocado un quiebre del sentido de humanidad al desvertebrar las sociedades con la desigualdad, la exclusión, el apartheid, el genocidio. Para mantener este estado se ejercen la prisión y la tortura, así como también diversos crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra.
Son los Estados los que tienen la responsabilidad de proteger a los ciudadanos de los actos de tortura perpetrados por sus representantes y también por individuos particulares. Los Estados transgreden sus deberes cuando apoyan o toleran tales actos, así como son responsables cuando incumplen la obligación de ofrecer protección eficaz contra la tortura y los malos tratos. En virtud de normas internacionales de derechos humanos, los Estados tienen la obligación de impedir, investigar y castigar los abusos contra los derechos humanos y, específicamente, en relación a la tortura.
La tortura persiste porque sus autores saben que no serán castigados. La impunidad contribuye a que la tortura continúe, así como también contribuye la indolencia de la opinión pública. Es un deber ético prevenir la tortura denunciando públicamente toda manifestación de la misma. Ello implica que deben ser llevados a la justicia todos los torturadores, sus gestores intelectuales, los cómplices y quienes, pudiendo impedir la tortura, no lo hacen. Sólo la verdad, la justicia y la reparación podrán poner fin a la impunidad. Dichos valores están implicados entre sí. No puede darse uno sin los otros dos.
Hoy, en la conmemoración del Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura, nos comprometemos a no descansar en la búsqueda de verdad, justicia y reparación para así afrontar los desafíos que se avizoran en este período dramático para el mundo. Debemos mantenernos de pie y reanudar el camino. Nada es tan grande como la verdad. Y la más insignificante verdad es grande.
También en esta ocasión exigimos la libertad de los presos políticos mapuche, injustamente en prisión por reivindicar su derecho a la autonomía territorial, de acuerdo la legislación internacional. Igual exigencia en relación a los presos políticos del movimiento popular del 18 de octubre, así como de los presos políticos detenidos antes de esta fecha, y que aún se encuentran en recintos carcelarios hacinados e insalubres.
¡¡No más Tortura en Chile!!
Firman:
Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP)
Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y Detenidos Desaparecidos de Valparaíso
Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos – Osorno
Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Chillán
Agrupación Memorial Aeródromo Tobalaba
Agrupación Mujeres por la Memoria y la Vida
Agrupación por la Memoria Histórica Providencia Antofagasta
Agrupación de Familiares y amigos de Ejecutados y Detenidos Desaparecidos de Atacama
Agrupación de Familiares de Ejecutados y Detenidos Desaparecidos Políticos de Calama
Agrupación Cultural Violeta Parra de Villa la Reina
Agrupación de exPresos Políticos de Temuco
Agrupación de Víctimas de Derechos Humanos de San Carlos
Casa de Memoria Ex NIDO 20
CINTRAS, Centro de Salud Mental y Derechos Humanos
Comisión Ética Contra la Tortura de Temuco
Corporación 3 y 4 Álamos: Un Parque por la Paz, la Memoria y la Justicia
Corporación Memorial Paine
Comité por la Vida y Libertad de Mauricio Hernández Norambuena
Comitè de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales CODEHS
Comunidad Ecuménica Martin Luther King
Congreso de los Pueblos-Chile
Desclasificación Popular
Fundación Víctor Jara
Fundación Helmut Frenz
Fundación Ciudadana de Derechos Humanos
Mujeres Memoria y Derechos Humanos Arica
Mujeres y Derechos humanos Arica y Parinacota
Mujeres de Luto Arica
Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas – Chile
