Experta U. Mayor: “Las listas de espera no son el problema; son parte de la solución”

18 agosto, 2017

El Ministerio de Salud dio a conocer esta semana el informe elaborado por una comisión médica asesora sobre las listas de espera en el sistema público. Según ese reporte, el 15% de los fallecimientos en la lista de espera del AUGE en 2016 podrían estar asociados a la patología pendiente de atención.

Ese 15% equivale a 151 pacientes de un total de 993, entre los que se repiten, con más frecuencia, los casos de cáncer.

Asimismo, el estudio señala que los fallecidos esperando atención en prestaciones no GES el año pasado fueron alrededor de 15 mil.

Los resultados de este informe generaron fuertes críticas de casi todos los sectores políticos, muchos de los cuales consideraron que se deben llevar estos casos a la justicia, pues sospechan que pudo haber existido negligencia del Estado.

La directora de la Escuela de Salud Pública de la U. Mayor, Lorena Hoffmeister,  señala que estas cifras son preocupantes, “aún cuando la comisión es cautelosa al establecer causalidad, podemos inferir que cerca del 7% de las muertes del año 2016, considerando que al año tenemos alrededor de 100.000 fallecimientos, ocurren en personas que podrían haberse beneficiado de prestaciones que estaban esperando”.  Hoffmeister también indicó que el debate requiere ciertos matices. “Las listas de espera para acceder a prestaciones de salud parecen ser las ‘malas de la película’ y los argumentos en torno a ellas tienden rápidamente a ser en extremo negativos”, dijo la académica. “Sin embargo -agregó-, estos juicios esconden aspectos muy relevantes que permanecen ocultos a una primera mirada inquisidora”.

Hoffmeister explicó que las listas de espera surgen en un contexto “donde sí hay acceso a prestaciones de salud, es decir, el sistema de salud reconoce que hay necesidad de atención y la visibiliza”. En ese sentido, consideró que “la raíz de la lista de espera está en este reconocimiento, por lo que no es un pecado mortal su existencia”.

“En un contexto donde el acceso y la utilización están mediados por la capacidad de pago, si la demanda por la atención es mayor a la oferta, el ajuste se verifica mediante un aumento del precio, que hace que personas que puedan necesitar la atención ya que se beneficiarían de ellas, no puedan acceder porque no pueden pagar. De esta manera, no se explicita una lista de espera, pero implícitamente es bastante indudable que ésta sí existe”, sostuvo la docente de la Universidad Mayor.

Por otro lado, Hoffmeister indicó que el hecho de que exista lista de espera para acceder a patologías cuya atención ha sido priorizada y seleccionada, como es el caso del régimen GES, es “esperable”, porque “son patologías relevantes en términos epidemiológicos y sociales, es decir, hay necesidad y va a seguir habiendo”.

“El problema -dijo- es que no tenemos recursos limitados y es imposible que todos utilicen los servicios de manera simultánea, y esto crea ‘colas’ de personas esperando por atención. Y mientras esperan, el tiempo pasa, y pasan cosas, por lo que la clave está no tanto en el número de personas sino en el tiempo que esperan y las situaciones que padecen mientras están en la lista”.

Hoffmeister remarcó que “hay casos que, debido a su condición, se pueden agravar rápidamente o padecen una patología con un alto costo en términos de calidad de vida, por lo que su tiempo de mala salud se vive de manera especialmente onerosa o pueden fallecer por condiciones asociadas a la patología en espera de atención o por otras razones”.

Vías de solución

De todas formas, la académica cree que “las listas de espera no son el problema, más bien, su existencia es parte de la solución, al hacer visible la necesidad de atención”. “Lo que sí es un pecado mortal es que no se gestionen adecuadamente y sin una perspectiva sanitaria”, agregó.

Con respecto a la gestión, indicó que “esto consiste en varias cosas: lo mínimo es monitorizar los tiempos de espera y conocer cómo se distribuyen esos tiempos al menos en función de variables como la patología, el sexo, la edad y el territorio. Luego es importante estudiar (y para eso hay evidencia científica internacional) si existen mecanismos que generen más valor social (más salud para la población) que el criterio de: ‘el que primero llega primero sale de la lista’. Este criterio parece ser justo, sí, pero cuando la espera es para que te atiendan en el banco, pero su justicia es dudosa cuando hablamos de salud, ya que el tiempo de espera no es igual cuando las personas padecen patologías distintas. Y, aun así, hasta la ‘cola de un banco’ tiene criterios de necesidad como atender antes a mujeres embarazadas o a personas con movilidad reducida”, opinó.

En ese sentido, la especialista de la U. Mayor consideró que “el plan de acción del Ministerio de Salud parece acertado, ya que no solo se centra en aumentar la oferta de prestaciones de especialidades y quirúrgicas, sino que también le encomienda a la Subsecretaria de Salud Pública que, fiel a su mandato institucional, defina criterios orientadores, como son protocolos con plazos para la atención”. “Estaremos a la expectativa de conocer cómo se avanza en este camino”, finalizó.

 

 

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