Experto UTalca advierte que hasta 50 años podría demorar la recuperación del bosque nativo del Maule tras los incendios forestales

13 marzo, 2020

–          Una compleja situación enfrentan los ecosistemas maulinos tras los siniestros que afectan la zona de Molina y Constitución, los que llevan en conjunto más de 13.400 hectáreas consumidas por las llamas, hecho que ha causado un gran revuelo ciudadano.

 

Entre 30 a 50 años podría demorarse la recuperación del bosque nativo de las zonas afectadas por los incendios forestales en la Región del Maule, así lo afirmó el académico de Centro de Geomática de la Universidad de Talca, John Gajardo. Hasta el día de hoy han sido consumidas por el fuego 13.300 hectáreas en la zona de Agua Fría, en Molina; y 107 hectáreas en las  cercanías de la ciudad de Constitución.

 

“Estamos  hablando de 30 a 40 años, como mínimo, para lograr que un ecosistema nativo vuelva a tener la misma estructura que tenía cuando se quemó. Incluso puede demorar hasta 50 años. No es lo mismo que una plantación, que puede sembrarse y a los 12 años es una plantación que se puede cortar”, afirmó.

 

Agregó que hay consenso en la academia en cuanto a que los incendios de estas características generan un daño destructivo en los entornos naturales, como el bosque nativo, praderas y matorrales, a diferencia de lo que sucede con las plantaciones de pinos o eucaliptus.  Sostuvo que dichos predios son –generalmente- de pequeños propietarios que no poseen las herramientas para controlarlos o prevenirlos. “Son lugares más apartados y los dueños no cuentan con los recursos que disponen las empresas, como helicópteros o brigadas”, dijo.

 

“La situación actual es preocupante. Estamos en la mitad de la temporada de incendios y nos encontramos con focos, como el de Agua Fría y el de Constitución. Estamos en el punto más álgido, con temperaturas altas, sequía extrema y la susceptibilidad de la vegetación a ser inflamable. Debido al cambio climático la temporada de incendios se ha ido extendiendo. Tenemos siniestros de estas características desde octubre y hasta –incluso- mayo”, recalcó el académico.

 

Asimismo, coincidió con autoridades de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) respecto de que algunos incendios como el de Molina solo se extinguirán por completo por efecto de la disminución de la temperatura, la lluvia o el corte brusco del combustible vegetal. Agregó que las condiciones geográficas y el encajonamiento de los incendios, hace imposible el apoyo de recursos humanos o el uso de aeronaves por factores de seguridad.

 

Gajardo agregó que tras la destrucción –por efecto de las llamas- de la localidad de Santa Olga, situación ocurrida en enero de 2017, hubo un cambio efectivo en la percepción de las comunidades ante los incendios forestales. “Este hecho hizo que se tomara un poco más de  conciencia respecto a los cuidados, como limpiar  el entorno, aumentar las zonas de seguridad en las cercanías de las viviendas, o exigir de parte de las empresas o el gobierno, el respeto a las normas de seguridad”, dijo.

 

Junto con reiterar que el 99% de los siniestros forestales tiene como origen la acción del hombre, el experto sostuvo que nuestro país ha avanzado considerablemente en factores como el control de los incendios, sin embargo es necesario invertir en educación, de manera que las personas puedan tener una real dimensión de los daños generados por estas emergencias y así prevenirlas.

 

“Hay un porcentaje importante del Presupuesto anual dedicado al combate de los incendios respecto a lo considerado para la prevención; y se ha estudiado que es más eficiente en  términos económicos y ecológicos, prevenir los incendios antes que apagarlos. Ese es un tema que se está debatiendo activamente. Se debiera considerar fortalecer los departamentos y las políticas públicas vinculadas a la prevención,  concluyó.

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