++++En seminario de Clapes UC se analizó el estudio “Gratuidad y financiamiento universitario: momento de evaluar” de nuestro investigador Carlos Williamson.
Si bien el CAE fue la llave maestra que permitió abrir la puerta a la educación superior y ampliar la cobertura de sectores con menores recursos y dar mayor equidad al sistema, hubo cierto consenso en que la gratuidad contribuyó a consolidar una mayor presencia de los deciles más pobres y ayudó a coronar el acceso a las universidades de dichos estudiantes. Esta fue unas de las conclusiones del seminario “Gratuidad y financiamiento universitario: momento de evaluar”, organizado por Clapes UC.
Sin embargo, ambas políticas se deben perfeccionar y en el caso de la gratuidad con mayor urgencia, porque está deteriorando fuertemente el financiamiento de las casas de estudios adscritas a este sistema. Así lo explicó el investigador principal de Clapes UC y académico del CIES de la Universidad San Sebastián, Carlos Williamson, quien presentó un estudio al respecto.
“Con la gratuidad hubo un incremento en los ingresos en las universidades por los aportes basales y el monto que recibían por arancel, pero a partir del 2019 se comienza a producir un descenso”, señaló.
Ello, explicó, porque “cuando uno toma el ingreso total por el número de estudiantes descubre que las universidades con gratuidad están recibiendo menos ingresos que antes. Estamos frente a un hallazgo importante: el sistema está funcionando con menos ingresos por alumnos que antes”.
Por tanto, se preguntó: ¿se gasta mucho o se gasta poco en la educación superior en Chile? “Hay un gasto total por alumno bastante elevado, pero cuando se suma el gasto en investigación y desarrollo, Chile cae en el ranking de comparación con los países OCDE considerablemente. Todos los países invierten mucho más en I&D”. Esto revela, añadió, cierta inconsistencia de la política pública.
“Se podría decir que no importa que Chile esté en la cola del ranking, porque gastamos mucho más en la formación de estudiantes, pero quiero decir que sí importa, porque si no se invierte en innovación y desarrollo en las universidades se comienza a resentir el desarrollo del país del futuro”.
Además, dijo Williamson, la obligación legal de acreditación institucional y la exigencia de invertir en I&D hace imperativo repensar el apoyo basal para su financiamiento. De ahí que, aconsejó, “en estos momentos no es recomendable fijar aranceles para eliminar el copago”, especialmente en universidades que no están en la gratuidad.
Debate
En el seminario, además, participaron el subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana; la vicerrectora Económica UC, María Loreto Massanés; el rector de la Universidad Alberto Hurtado, Cristián del Campo SJ; el rector de la Universidad Central y Presidente de la Corporación de Universidades Privadas (CUP), Santiago González, y el director alterno de Clapes UC, Leonardo Hernández.
El subsecretario profundizó en su intervención en la necesidad de modernizar el sistema de educación superior. Respecto a la dimensión financiera de esta transformación, la autoridad precisó que el horizonte debería estar en un sistema que no hipoteque el bienestar de las personas basándose en su capacidad de pago.
Hasta ahora, planteó Orellana, “la presión fundamental del financiamiento de la educación superior ha estado en las familias y en el Fisco”. Pero cualquier cambio, explicó, debe considerar la mantención de conquistas sociales como la gratuidad: “La sociedad chilena no va a tolerar un retroceso en derechos”, afirmó.
Para María Loreto Massanés “la Universidad Católica al ingresar a la gratuidad públicamente dejó de ser percibida como una universidad elitista (…) provocó que lográramos pasar de un 18% a un 23% de los alumnos de los primeros seis deciles”.
Pero, enfatizó, “hay que repensar en el modelo de financiamiento de la educación superior, retroceder en el tema de gratuidad es imposible, pero hay que revisar cuánto y por cuánto tiempo se da según las carreras”.
El rector de la UAH señaló que “la gratuidad es una política muy positiva para las personas que no han tenido, históricamente, la posibilidad de acceder a la educación superior. El desafío es el financiamiento del sistema, donde la gratuidad es un elemento más”.
A su juicio, “es el sistema en su conjunto el que se debe corregir para que las universidades puedan cumplir el objetivo de entregar una educación de calidad, especialmente a las personas que de otra forma no podrían acceder a la formación superior».
Mientras que el rector de la Universidad Central de Chile y presidente de la CUP se refirió específicamente a la mirada de las universidades privadas, en ese sentido señaló que “la gratuidad no impactó en la admisión, solo aumentó un 5% de la matrícula”. Sin embargo, “hay 450.000 jóvenes que están estudiando gratis” y en esa línea destacó que “hubo una transferencia de recursos del fisco hacia las familias y eso hay que rescatarlo”.
Asimismo, manifestó que “tenemos un desafío y es cómo hacemos que la educación llegue también a las y los jóvenes de los deciles 1, 2 y 3; y que el Estado se haga cargo de eso a través de otras políticas distintas y complementarias a la gratuidad: porque para estudiar en la universidad, no solo se necesita que ésta sea gratuita, también las y los jóvenes necesitan alimentarse, movilizarse, no tener que ir a trabajar para poder dedicarse a los estudios y considero que es ese uno de los déficit que existe”.
Finalmente, el director alterno de Clapes UC indicó que “la gratuidad puede tener beneficios, al mejorar el acceso a la educación superior de jóvenes que de otra manera quedarían en el camino, pero puede acarrear altos costos si en el proceso se amenaza la sobrevivencia financiera y/o la calidad de las instituciones de educación superior”.
Para más información, revisa en www.clapesuc.cl