El diputado Miguel Ángel Calisto se sumó a las palabras de pesar por la muerte del Papa Francisco, resaltando la preocupación que el pontífice tuvo por los más pobres y marginados, además de la labor que cumplió para la Iglesia a nivel de relaciones internacionales con otros líderes religiosos y políticos.
Según el legislador, quien ha sido un público defensor de la Iglesia Católica, «hay un profundo pesar por el fallecimiento del Papa Francisco, el primer Papa latinoamericano, quien siempre tuvo una preocupación muy clara por los más pobres, por los marginados, por los excluidos por parte del mercado, del sistema, por los excluidos de las modas, de las tendencias actuales, y creo que eso es una señal importante no solamente para los jóvenes católicos, sino que también para quienes somos católicos y estamos en la política, así como también para el mundo entero».
«La lección y la enseñanza que entrega el Santo Padre Francisco es importante. Durante su pontificado le tocó enfrentar desafíos importantes desde la iglesia, particularmente temas relacionados con el Banco del Vaticano, a propósito de los problemas internos, respecto a la relación con el clero. También tuvo una visita a Chile, dando una señal de profunda cercanía por las situaciones que vivía la iglesia chilena a propósito de los escándalos que se habían suscitado», indicó el legislador.
Calisto agregó que «creo que también desde el punto de vista de las relaciones internacionales, el Papa Francisco abrió las puertas de la iglesia en su relación con la Iglesia Católica Ortodoxa Rusa. Fue el primer Papa en reunirse con el patriarca ruso, también con el mundo islámico, dando una señal respecto de que las religiones no pueden ser un elemento de división, de guerra, sino que tienen que ser una relación en la cual los seres humanos buscamos a Dios desde nuestras distintas veredas, de nuestras distintas visiones, pero siempre marcando las relaciones de paz y unidad entre las distintas creencias».
Finalmente, Calisto señaló que «creo que el Papa Francisco da una lección importante, no solamente a los católicos de nuestro tiempo, sino que también al mundo entero».