Hace apenas una década, en Chile existían no más de cinco escuelas de burlesque, concentradas exclusivamente en Santiago y Valparaíso. Hoy, esta disciplina artística ha conquistado escenarios de norte a sur, con una creciente red de academias, talleres y presentaciones públicas en teatros, bares y escuelas a lo largo del país.
Cada 26 de abril se celebra el Día Internacional del Burlesque, una fecha que rinde homenaje a este arte escénico cargado de teatralidad, política, sensualidad y humor, pero que también ha sabido convertirse en un espacio de expresión artística, empoderamiento y diversidad.
El burlesque surgió en el siglo XIX como una forma de sátira teatral, pero fue en los años 30 donde adquirió su sello glamoroso y provocador, y que tuvo el privilegio de contar con Sally Rand y Gypsy Rose Lee, dos figuras del burlesque estadounidense. Sin embargo, en los últimos años esta práctica ha vivido una transformación: pasó de replicar un formato clásico, a abrirse a múltiples estilos en los que cada artista puede explorar su propia identidad.
«Hoy no necesitas experiencia previa ni un cuerpo específico para hacer burlesque. Solo necesitas ganas de expresarte y atreverte a jugar con tu sensualidad, desde tu propio lenguaje corporal», explica Francisca Ordóñez, mamá de tres niñas, actriz, docente teatral, performista y profesora en Sweet Burlesque.
La explosión del interés por el burlesque en Chile comenzó tímidamente en 2012, cuando se emitió el reality Cabaret Burlesque y durante la pandemia muchas mujeres encontraron su refugio en clases online de esta disciplina. Desde entonces, la escena ha crecido a paso firme, incluyendo nuevas generaciones, propuestas más inclusivas y una expansión territorial que ya no se limita a las grandes ciudades.
Hoy, en los escenarios de burlesque chilenos se encuentran y expresan su arte mujeres, hombres, disidencias de todas las edades que han encontrado en esta expresión artística un espacio seguro para habitar sus cuerpos y contar sus propias historias.
“Lo que alguna vez fue patrimonio exclusivo del antiguo cabaret, hoy renace como una herramienta de empoderamiento, sanación y juego”, señala Fernanda Arancibia, bailarina profesional, profesora y performista de burlesque, conocida como Fer Monstera. Como directora de 21 Estudio Danza, enseña a través del burlesque no solo técnica e interpretación, sino también una forma de reconectar con el cuerpo, la confianza y el disfrute.”
¿Quién puede bailar burlesque?
La respuesta es simple: cualquiera que quiera hacerlo. Porque más allá del espectáculo, el burlesque es una forma de conectar con uno mismo y con el público desde un lugar auténtico, festivo y, sobre todo, libre de prejuicios.