El primer cuerpo legislativo fundado el 4 de julio de 1811, es uno de los más antiguos de Latinoamérica y se constituyó en una de las instituciones bases del sistema democrático chileno.

Hoy, 4 de julio se cumplen 214 años desde la instalación del primer Congreso Nacional, que estuvo integrado por una cuarentena de diputados propietarios y sus respectivos suplentes. Se da inicio así a un mes especialmente significativo porque desde 2015, este aniversario coincide, además, con el mes destinado a la Cuenta Pública de las autoridades del Parlamento.
El primer cuerpo legislativo que tuvo Chile se constituyó en una solemne ceremonia, en la sede de la Real Audiencia, (actual Museo Histórico Nacional, ubicado en plena Plaza de Armas) y en una época de incertidumbres por la causa de las guerras de independencia.
En el salón dispuesto para las sesiones del Congreso, el representante de la Junta Juan Martínez de Rozas, hizo el discurso que, más allá de su contenido, significaba el traspaso del mando político, desde la Junta Nacional que había sido electa el 18 de septiembre de 1810, al Congreso electo, quien debía elaborar las bases de una nueva Constitución Política para el país. Terminado el discurso los miembros de la Junta se retiraron del salón y «dejaron instalado al Congreso en la plenitud de sus poderes».
Los diputados procedieron a elegir sus propias autoridades internas. La presidencia la asumió el diputado por Santiago, Juan Antonio Ovalle, que entonces era el representante electo de más edad entre los concurrentes (41 años) y como secretario, fue elegido don Francisco Ruiz Tagle (diputado por Los Andes). Entonces Ovalle pronunció su discurso. Dando por concluida la ceremonia de apertura del primer Congreso Nacional.
En la noche del cuatro de julio, Santiago fue iluminado y se lanzaron fuegos artificiales, además se quemaron algunos objetos alusivos a tan magno acontecimiento.
Según cuenta Diego Barros Arana, una de esas piezas incineradas era «una efigie simbólica de América, que rompía sus cadenas y conquistaba su libertad». Debe haber relucido en medio de las llamas de esa noche ese lienzo que colgaba del edificio de la Real Audiencia que decía «Viva el Supremo Congreso Nacional».
Por aquel entonces, la idea de una República solo rondaba entre un puñado de criollos que eran parte de lo que hoy conocemos como Chile, pero que como territorio dependiente de la corona española no representaban más de un millón de habitantes. La mayoría de la población era analfabeta, dedicada fundamentalmente a una economía basada en la agricultura.
Pocos meses antes, la Junta de Gobierno del 18 de septiembre de 1810 había proclamado su lealtad al rey y a la tradición hispana, y en este primer Congreso se manifestaron las distintas fuerzas políticas y pensamientos de la época.
PRIMERAS ELECCIONES Y LEYES
Aunque existen pocas referencias, en ese periodo de incertidumbre se organizaron las primeras elecciones en el territorio nacional lo que dio origen a este primer Congreso donde la mayoría (21 diputados) pertenecía a un bando más moderado; 10 de sus miembros eran decididamente realistas, es decir, fieles a la monarquía española y otros 9 diputados eran conocidos como los más radicales y reformistas, influidos por las ideas ilustradas, la Revolución Francesa y la independencia de los Estados Unidos.
El Cabildo de Santiago propuso el 13 de octubre de 1810, ciertas reglas para la elección, los electores y posibles candidatos, siguiendo el modelo de las Cortes de Cádiz, aunque con anterioridad, algunos cabildos de provincias ya habían realizado sus comicios.
El primer Congreso Unicameral funcionó solo unos meses, pero legisló sobre materias que generaron un cambio decisivo en la incipiente nación. Despachó la llamada «ley de libertad de vientres», con una concepción bastante vanguardista para la época.
En Estados Unidos la abolición de la esclavitud fue bastante posterior, en 1863, con la Proclamación de Emancipación, promulgada por el presidente Abraham Lincoln y, a nivel internacional, la primera Convención sobre la Esclavitud como tratado internacional fue promovido por la Sociedad de Naciones y firmado el 25 de septiembre de 1926.
Otras normas que discutió y aprobó este primer Congreso fueron la abolición de los derechos parroquiales, la fundación del Instituto Nacional, el Reglamento de Instrucción Primaria, la Ley de Prensa y la Ley de Indios, entre otras.
Elaboró el ‘Reglamento para el arreglo de una autoridad ejecutiva provisoria en Chile’; además se aprobaron disposiciones relativas a los tribunales de Chile, forjando así la primera expresión del poder judicial del país.
El proceso emancipador chileno continuó su curso y fue inevitable la polarización de los miembros de Congreso entre patriotas, realistas y moderados y las disputas surgidas entre los representantes de las provincias y la capital.
La tensa situación culminó con la disolución del Congreso Nacional el 2 de diciembre de 1811 por parte de José Miguel Carrera Verdugo. De este modo, y considerándose sólo suspendido, el primer Congreso dejó su trabajo de casi cinco meses, durante los cuales celebró 55 sesiones.