A propósito de los resultados de la evaluación

4 julio, 2023

Dr. Gerardo Sánchez, director del Departamento de Formación Inicial Escolar de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UCM.

A propósito de aquellos 116 establecimientos que teniendo desempeño insuficiente logran mejorar “resultados” y sin hacer equivalente el resultando numérico a sinónimo de calidad, cabe preguntar ¿cuáles son las condiciones que posibilitan que ciertos establecimientos avancen? Ello lleva a plantearme la pregunta por los usos de la evaluación y los fines a los cuales sirve/contribuye.

En una visión panorámica de los resultados, sabemos que, por una parte, en lenguaje se experimenta una baja de 4 puntos en cuarto básico (267) y de 6 puntos para el caso de segundo medio (243). Por otro lado, en matemática la baja es de 10 puntos, en básica (250) y de 12 puntos en enseñanza media (252). Resultados que se encuentran mediados por las brechas de género. Si a ello, agregamos variables de contexto, la pandemia termina por agregar nuevos elementos de complejidad a la tarea del profesorado.  En este escenario, la escuela cuyo “desempeño” intentamos medir debe hacer frente a requerimientos tan disímiles en cuanto a lo personal, lo cognitivo, lo socioemocional, lo cultural, incluso el intentar resolver problemas derivados de la propia injusticia social. En consecuencia, las distintas intervenciones, incluido el Plan de Reactivación Educativa, estarían impactando poco en la dimensión de resultados de la institución educativa, la cual en los hechos se encuentra subdotada para agenciar cambios. 

Por tal razón vuelvo al inicio, ¿qué explica que 116 establecimientos estén avanzando en sus resultados?  Sospecho que las claves, vienen a confirmar el carácter contextual de la docencia que es preciso relevar para desde ahí visualizar oportunidades de mejoramiento. Se trataría de descubrir otros fines a los cuales puede servir la evaluación, aquellos que reconocen que la práctica pedagógica es compleja y multiforme, que además experimenta las permanentes separaciones entre las intenciones formuladas y las prácticas desarrolladas. En estos nuevos usos de la evaluación más allá del rito de las formas y los indicadores intentemos ocuparnos de lo que efectivamente sucede en las aulas – y en ello los profesores son fundamentales – y desde ahí levantemos propuestas de mejora, ya que soy un convencido que la superación de la mecanización técnica del trabajo docente pueda dar la posibilidad de pensar, sentir y querer mejorar en lo que se está haciendo. Tendemos a olvidar con mucha facilitad que el trabajo docente está constituido por dilemas y tensiones, en torno a lo cual es preciso entrenar la habilidad para hacer las cosas bien, y ello implica tomar decisiones y dotar a las escuelas de las condiciones necesarias de funcionamiento. Insisto, remontemos la sorpresa por los resultados simce y detengámonos en una revisión de las condiciones en que tienen lugar los procesos de enseñanza – aprendizaje, y la gestión del profesorado que de seguro intenta hacer lo mejor que puede con lo que tiene. 

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.

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