Cambio de hora este sábado: ¿Cómo lo enfrentamos?

31 marzo, 2023
  • El cambio de hora se realizará la noche de este sábado 1 de abril. Todos los relojes se deberán retrasar en una hora al marcar las 23:59 entre las regiones de Arica y Parinacota y Aysén, dando paso al horario de invierno. Distintos académicos y académicas UC se refieren a cómo podemos enfrentar este proceso, sus principales beneficios y complicaciones.

LA SINCRONIZACIÓN DEL RELOJ INTERNO

En primera instancia, el cronobiólogo y académico UC, y director del Instituto Milenio de Biología Integrativa, Luis Larrondo, sostiene que “dejar fijo el horario de verano implica que en pleno invierno la salida del sol ocurra recién a eso de las 8:45 a.m. en junio, y que los estudiantes estén comenzando sus clases en ausencia de luz natural. En contraposición, con horario de invierno la salida del sol ocurriría una hora antes y siempre las clases comenzarían ya con luz natural”.

Por eso, hace hincapié en que “independientemente de la hora que diga un reloj de pulsera, nuestro cuerpo está diseñado para sincronizar su reloj interno (llamado reloj circadiano) con los ciclos de luz-oscuridad, y tendrá la tendencia a «despertarnos” cerca de la hora real de salida del sol. Así, aunque el reloj externo (o social) diga que son las 8 a.m., si aún está oscuro nuestro cuerpo va a insistir en interpretar la hora local en base a las señales lumínicas y nuestro cuerpo fisiológicamente funcionará como que son las 7 a.m. Por lo mismo, imponer horario de verano todo el año es forzar (en los meses invernales) un horario incongruente con nuestra ubicación geográfica y su hora correspondiente”.

BENEFICIOS Y DIFICULTADES A NIVEL PSICOLÓGICO

Desde otra mirada, Paula Errázuriz, psicóloga clínica y académica UC, explica que “con este cambio de horario despertamos con más luz, eso es bueno para nuestro organismo, porque nuestro sistema biológico necesita del sol para estar más despierto, más alerta, y esto es especialmente importante para la salud mental. Levantarse estando aún a oscuras puede aumentar la sintomatología depresiva y la ansiedad”.

Como recomendación, agrega la especialista, “para que nos afecte menos el cambio de hora, está el ir haciendo el cambio gradualmente nosotros mismos, y tener una higiene del sueño: dormir en una pieza que esté oscura, sin ruidos y con una rutina similar antes de acostarse, que facilite que el cuerpo sienta que ya viene la hora dormir. También se recomienda no hacer ejercicio intenso antes de acostarse, ni comer justo antes, si no que tratar de hacer actividades más tranquilas, como por ejemplo, leer. Esto sin estar expuestos a pantallas. Manteniendo una buena higiene del sueño podemos dormir mejor y con eso sentirnos mejor al otro día, independiente de cuál horario tengamos”.

Por otro lado, Germán Morales, psicólogo especialista en terapia familiar y académico UC, dice que “cuando hay cambios de horario en general todas las personas se ven afectadas, pero se pueden adaptar relativamente bien sin que se produzca ninguna sintomatología”.

Sin embargo, enfatiza en que “en el caso de quienes ya tienen síntomas depresivos, pueden experimentar algunas variaciones en función de las estaciones del año. Muchas veces experimentan fluctuaciones anímicas que se pueden agudizar más con el cambio de horario, que puede ser desestabilizador para estas personas”.

LA ADAPTACIÓN DE NUESTRO SUEÑO

Desde otra vereda, la Dra. Julia Santín, académica de la Facultad de Medicina UC y neuróloga del Centro del Sueño de la Red de Salud UC-Christus, dice que «necesariamente todo cambio de hora requiere de un proceso de adaptación del reloj biológico interno. Es importante señalar que el horario de invierno sería el más apropiado, el más fisiológico, porque es el horario más cercano al huso geográfico de Chile».

A esto, agrega que «este cambio nos permite disponer de más luz en la mañana, lo que es claramente más beneficio para el despertar y resto de las actividades diurnas. El ser humano requiere luz y obtenerla naturalmente al amanecer es un gran incentivo para iniciar el día a día. Además, al oscurecer más temprano, se generan las condiciones apropiadas para conciliar el sueño más temprano con mayor facilidad. Tiene como ventaja adicional el que “se gana” una hora más de sueño el primer día del cambio, siempre bien aceptado porque habitualmente gran parte de la población adulta está sometida a una privación parcial crónica de sueño».

Por otro lado, la académica señala que «en las personas que no tienen trastornos del sueño, la adaptación al cambio será relativamente rápida (pocos días), porque sólo abarca 1 hora. Puede durar más en quienes tienen un trastorno del sueño previo (por ejemplo, apnea del sueño, insomnio crónico, trabajo en turnos, especialmente rotativos, etc.), horarios muy irregulares para acostarse y malos hábitos de sueño en general».    

Así mismo, la profesora destaca que el debate en torno al cambio horario pone en evidencia la importancia del sueño y sus trastornos, frecuentemente agravados por estos cambios.

«Sería de gran importancia evaluar al momento del cambio nuestros hábitos sueño y mejorarlos en caso necesario. Ser especialmente cuidadosos con el uso de computadores, tablets y celulares hasta tarde en la noche, puesto que estos dispositivos generen luminosidad que inhibe la secreción de melatonina y por lo tanto retrasan el inicio del sueño. Además el uso de redes sociales, revisión de mails, etc., lleva a una conectividad permanente, lo opuesto a un ambiente sin luz y tranquilo, ideales  para favorecer un buen dormir. Se sugiere apagar computador y tablet a las 21:00 horas; también desconectarse del celular en lo posible. Evitar siestas, ingesta de bebidas que contengan cafeína y ejercicios intensos en la noche.  Ir acostarse por sueño y no por horario, reservar el dormitorio sólo para dormir, no permanecer en cama cuando se desvele y nunca mirar el reloj cuando despierte.  No planifique, no saque cuentas ni revise lo que ha hecho durante el día al acostarse. Todo es más negro en la noche», explica.

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