Dolor Irruptivo Oncológico (DIO), un nuevo desafío para la medicina paliativa en los enfermos de cáncer

30 julio, 2018

La Organización Mundial de la Salud OMS, afirma que “El cáncer es un problema global creciente” la prevalencia estimada, abarcaría cerca de 15 millones de casos nuevos, más 13 millones de casos antiguos. En el mundo habría 22,4 millones de personas viviendo con cáncer en cualquier estadio de la enfermedad, falleciendo cada año un 60% por esta causa (7,4 millones de personas), de ellas al menos, sufren dolor. El dolor está presente en estos enfermos en un 75 a 80% de ellos, estimándose de acuerdo a las etapas de la enfermedad una incidencia de un 25% en los estadios iniciales, un 50% en la etapa intermedia y un 75% al final de la enfermedad correspondiendo a este último porcentaje un dolor de intensidad severa en la mayoría de los enfermos, lo que se traduce en un serio deterioro de la calidad de vida, en la que no sólo influye el factor físico generado por los daños en los tejidos, sino que se acompaña también de un fuerte componente psicológico, social y espiritual que junto a un intenso y efectivo tratamiento médico, requiere de un apoyo profesional multidisciplinario.

Chile no se encuentra ajeno a esta situación, según datos del MINSAL la segunda causa de muerte en el país es el cáncer, precedido por las enfermedades cardiovasculares. El año 2004 sin embargo se constituye en el primer país latinoamericano que aplicando los preceptos establecidos por la OMS conocidos como la “Escalera Analgésica” (1986) incorpora a la ley GES “el alivio del Dolor por Cáncer y Cuidados Paliativos para pacientes con enfermedad avanzada” el que hace un par de años se amplía a todos los enfermos con cáncer sin diferenciar el avance de la enfermedad. Con la estrategia farmacológica se logra controlar alrededor del 70% del dolor con intensidad moderada a severa para lo cual se utiliza la morfina u otras drogas similares conocidas como opioides. Sin embargo aún existe un número enfermos, que de acuerdo a estudios internacionales, un 30% a 60% de ellos presentan crisis de dolor variable con características especiales que ha sido definido en los últimos diez años por los especialistas como “Dolor Irruptivo o Irruptor” denominado por los anglosajones como “Breakthrougpain”.

Esta nueva entidad dolorosa descrita, asociada al cáncer genera un gran deterioro de la calidad de vida. La que de acuerdo a estudios de consenso realizados por la Sociedad Española de Dolor (SED), quintuplica el costo económico en estos enfermos por hospitalizaciones, visitas médicas y remisiones a urgencias. Se agregan a este hecho más dolor, mayores alteraciones funcionales, distress psicológico, ansiedad y depresión.

No hay unanimidad entre las sociedades científicas de diversos países en cuanto a la definición de dolor irruptivo, partiendo de la base en que el término breakthrough no tiene traducción al castellano, por lo cual el grupo español prefiere denominarlo irruptor, algunos lo denominan también como dolor transitorio, incidental o de final de dosis. En lo que si hay consenso, es en el concepto de que se trata de un fenómeno temporal, caracterizado por la aparición transitoria de un dolor de elevada intensidad en el contexto de un dolor basal persistente controlado.

Las sociedades científicas españolas de Dolor (SED), de Cuidados Paliativos (SECPAL) y de Oncología Médica (SEOM) llegan a una definición de consenso del Dolor Irruptor por Cáncer: “Exacerbación del dolor oncológico de forma súbita y transitoria, de gran intensidad (EVA) y de corta duración (20-30´) que aparece sobre la base de un dolor estable mediante el uso fundamental de opioides mayores.”

Consideraciones para enfrentar el tratamiento del DIO

· Diagnóstico adecuado y eficaz, sin el cual se retarda el tratamiento, disminuyendo en forma dramática la calidad de vida.

· El DIO es un síntoma que puede aparecer en cualquier momento de la evolución de la enfermedad y debe ser tratado y controlado tan pronto aparezca.

· Identificar y actuar sobre el agente específico que provoca el dolor irruptivo, pudiendo hacerlo de manera preventiva.

· Imprescindible, controlar el dolor basal, hacer un seguimiento estrecho y un tratamiento específico para aliviar el dolor irruptor

· El tratamiento analgésico del dolor irruptor es específico y no sustituye al tratamiento con opioides del dolor basal.

· Tratamiento individualizado, ya que este tipo de dolor varía de una persona a otra y no pudiéndose establecer un tratamiento generalizado.

· El fármaco ideal para tratar el DIO debe cumplir: elevada potencia analgésica, inicio de acción rápido (10 minutos o menos), corta duración del efecto, mínimos efectos secundarios y fácil administración.

· El fentanilo de uso transmucoso o sublingual posee elevada potencia analgésica y rapidez de actuación, constituyéndose en el principio activo que más se ajusta a las necesidades de los pacientes con DIO.

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