
Por Paola Molina, arquitecta, presidenta del Comité de Economía Circular del Instituto de la Construcción y Past President de CES
Cuando hablamos de medioambiente, solemos pensar en un «tercero», en algo externo al quehacer humano, una especie de actor pasivo frente al cual debemos reaccionar. Sin embargo, esa visión nos queda corta. Hoy más que nunca, el medioambiente se nos presenta como un protagonista que nos interpela, que nos exige repensar el desarrollo, pero también nos ofrece soluciones.
Chile está entre los países más vulnerables frente a los efectos del cambio climático. Las marejadas en la costa, tornados en el sur, y las olas de calor en zonas urbanas no son fenómenos aislados; son señales claras de que la crisis climática es real y presente. Pero resistirse al cambio no es opción. La invitación es a mirar el futuro con adaptación, innovación y apertura.
Como país, tenemos enormes oportunidades para liderar con visión. Las soluciones basadas en la naturaleza ya están mostrando su valor: desde infraestructura verde hasta planificación urbana resiliente, pasando por materiales reutilizables, arbolado urbano y recuperación de residuos. En todos estos ámbitos, el sector construcción —responsable de una importante huella ambiental— puede transformarse en una fuerza regenerativa.
La economía circular, en ese contexto, no es solo una tendencia; es un marco de acción que permite rediseñar procesos para minimizar residuos, maximizar recursos y regenerar ecosistemas. Es también una manera concreta de mejorar nuestra calidad de vida: ciudades caminables, viviendas bien climatizadas, espacios públicos verdes y sistemas constructivos más eficientes.
No se trata únicamente de cuidar el medioambiente por ética o por normativa. Se trata de entender que nuestra relación con la naturaleza puede ser fuente de productividad, innovación y bienestar. Que el medioambiente no es una barrera para el crecimiento, sino un aliado para proyectarnos hacia un futuro con más resiliencia generadora de innovación y sostenibilidad para el sector.
En este Día del Medioambiente, la reflexión es clara: aprender a coexistir con el entorno no es solo posible, es urgente y estratégico. Y en ese camino, el Instituto de la Construcción seguirá articulando conocimiento, experiencia y voluntad para avanzar juntos hacia ese horizonte.