“Mujeres en Movimiento” hace un llamado a urgente a frenar el alza de siniestralidad vial en América Latina

15 noviembre, 2020

Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud, las muertes por accidentes de tránsito continúan en aumento, con un promedio anual de 1,35 millones de fallecidos. El mismo documento destaca que las lesiones causadas son, ahora, la principal causa de muerte de niños y jóvenes de 5 a 29 años. Pero detrás de las cifras hay rostros e historias humanas de profundo dolor. Por ejemplo, esta semana Chile y Brasil se han visto golpeados por accidentes que han puesto a la seguridad vial en el centro del debate.

Marina Harkot tenía 28 años y era una destacada cicloactivista en Sao Paulo, que falleció atropellada el pasado domingo, por un conductor que se dio a la fuga sin prestar auxilio. Este jueves, en Santiago, una joven de 24 años perdió la vida tras ser embestida por un bus de transporte público. La tragedia, es la tercera que impacta a ciclistas en apenas dos semanas en Chile. Esos hechos provocaron la molestia de la ciudadanía que pide a gritos mayor seguridad.

Son estas mismas inquietudes las que llevaron, en el año 2005, a la Organización de Naciones Unidas a mostrar su preocupación por el tema y decretar, cada tercer domingo de noviembre, como el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tránsito e instar a los países asociados a fortalecer las capacidades de gestión en seguridad vial, mejorar la infraestructura y educar a los usuarios.

Una de las fundadoras de “Mujeres en Movimiento”, la ex Ministra de Transportes de Chile durante el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, la abogada Paola Tapia, hizo un llamado “fuerte y decidido para contar con ciudades más seguras para todas y todos. No queremos que más peatones, ciclistas y automovilistas fallezcan en las vías públicas y para eso necesitamos que en toda Latinoamérica existan autoridades empoderadas y dispuestas a jugárselas por la seguridad y la movilidad sustentable”.

“¿Por qué unos tienen más derechos que otros para llegar vivos a sus casas?. ¿Por qué si decido moverme en bicicleta o caminando tengo más probabilidad de no regresar con mi familia?. ¿Por qué frenar de forma contundente las muertes viales no ha sido prioridad para los gobiernos de América Latina?”, son algunas de las dudas que plantea Laura Ballesteros, Senadora Suplente del Congreso Mexicano, ex diputada, ex Viceministra de Movilidad de México y una de las fundadoras de “Mujeres en Movimiento”, organización que reúne a expertas en transporte y planificación de una decena de países latinoamericanos y europeos. La experta asegura que hay que ir más allá: “la desigualdad de las sociedades se mide en la inversión en las calles y solo a través de una regulación más audaz vamos a poder salvar más vidas. Por ello, exigimos un alto a la invisibilidad de las muertes viales”.

Una necesidad inmediata según la directora de la Fundación chilena No Chat y académica del programa “Lideresas Urbanas: Movilidad y Género en América Latina”, de “Mujeres en Movimiento”, Claudia Rodríguez, quien asegura que con cada persona fallecida la sociedad, en su conjunto, se ve perjudicada.

“Cuántas hijas, madres, hermanas han fallecido a causa de la violencia vial. Cuántas mujeres poderosas hemos dejado de conocer o descubrir por esta causa. Por eso hacemos un llamado a parar la violencia vial. No más víctimas en el tránsito”, recalcó.

Una de las alumnas de este importante programa de formación que ha reunido a más de 60 mujeres del área del urbanismo, Andrea María Navarrete de Colombia, comentó que “quiero decirles a los actores viales, especialmente a quienes usan modos motorizados, que sus acciones de conducción responsable y de empatía con la vida de los demás actores más vulnerables como peatonas, peatones, y ciclistas, puede ayudar a reducir la siniestralidad y los incidentes en la movilidad urbana”.

La consultora en género y transporte llamó también a “exigir a los gobiernos a que tomen medidas y acciones contundentes a través de políticas públicas, normativas e inversiones necesarias para reducir estas tasas de siniestralidad y mejorar la seguridad vial. Luego de cualquier siniestro vial las consecuencias son muy dolorosas para las familias y para la comunidad cercana a las víctimas. Las vías también son escenarios de paz y salvar vidas es un compromiso social y humano”.

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