Mujeres presentan casi dos veces más sobrecarga que hombres: 66,8 por ciento de ellas son cuidadoras en su día a día

28 enero, 2022

Analizar las brechas de experiencia y cuidado relacionadas con las disparidades de género y ver cuáles son las consecuencias y complicaciones en torno a la mujer “usuaria” y a la “cuidadora” dentro del sistema de salud. Estos fueron parte de los objetivos que tuvo el estudio “Acceso de la mujer a la atención de salud: brechas que la futura reforma de salud en Chile debe resolver”, cuyos resultados se dieron a conocer de manera telemática este jueves 27 de enero.

En la investigación participaron Camila Rojas-Cáceres, María Begoña Carroza Escobar, Rony Lenz-Alcayaga y Daniela Paredes-Fernández, académicas e investigadoras de la Universidad de Chile y de la Universidad Andrés Bello, quienes expusieron en la actividad organizada por Medtronic.

“Se realizó una revisión de la literatura dirigida a la experiencia internacional y nacional, en un conjunto priorizado de problemas de salud de alta magnitud responsables de alta carga de enfermedad, con la finalidad de abrir la discusión local ad portas de la futura reforma de salud en Chile”, explica María Begoña Carroza, magíster en Salud Pública y profesora asistente del Departamento de Promoción de la Salud de la Mujer y Recién Nacido de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

El artículo permite relevar las brechas de género asociadas a la atención de salud en mujeres en su interacción como paciente y como cuidadora. “Con base en la evidencia tratamos de tomar ejemplos claros que la reforma de salud debería contemplar. Notamos tanto en experiencias locales como internacionales, la invisibilización del rol de cuidadora y el deterioro que apareja esto en la mujer, a la vez que su propia salud decae”, plantea Daniela Paredes, matrona, magíster en Salud Pública y profesora asociada del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello, y gerenta de Health Economics Medtronic Latinoamérica Sur.

Principales resultados
Dentro de las cifras arrojadas en la investigación, estudios reportan que las mujeres presentan casi dos veces más sobrecarga que hombres: existe un 66,8 por ciento de cuidadoras versus 33,2 por ciento de cuidadores. Además, en las chilenas la carga de enfermedad es mayor que en el caso de ellos. La mayor causa de años de vida saludables perdidos en mujeres se asocia a condiciones neuropsiquiátricas (25,9 por ciento), enfermedades digestivas (17,9 por ciento), cardiovasculares (10,8 por ciento) y musculoesqueléticas (6,5 por ciento).

En esta línea, las investigadoras aseguraron que la incidencia de trastornos depresivos es mayor en mujeres, presentando dos veces más riesgo de depresión mayor. De hecho, alrededor del 30 por ciento de las embarazadas sufren síntomas de depresión y/o ansiedad durante la gestación de su hija o hijo.

Daniela Paredes explica que el estudio muestra que las brechas existentes son variadas. “Dependiendo del problema de salud, las barreras son biológicas, sociales o culturales, y van permeando el ámbito de cuidados. Lo importante es que hagamos un ejercicio de identificarlas y aprender herramientas para su mitigación”, sostiene.

Por otra parte, plantea que “en la dimensión de mujeres usuarias del sistema de salud, hay evidencia que indica menor acceso de la mujer a atenciones y peores experiencias de salud-enfermedad. En el caso de la mujer cuidadora, es alarmante cómo no disponemos hoy de herramientas claras de apoyo eficiente para la mujer”.

Sobre este último punto, Camila Rojas, profesora de la Universidad de Chile y una de las investigadoras, sostiene que “cuando la mujer se desempeña en un rol de cuidadora se traduce en un impacto negativo para su salud y calidad de vida, debido a que el cuidado informal genera inequidad en género, donde la mujer desempeña múltiples labores y roles, tales como, hija, esposa, madre, trabajadora y cuidadora, además de las labores domésticas”.

Desafíos en torno a la “mujer cuidadora”
Para la profesora de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, María Begoña Carroza, existen tres grandes desafíos a corto plazo. “En primer lugar, es lograr el cambio de modelo del sistema de salud, en donde se reconozca la labor del cuidado como un derecho, trabajo valorizado, formal y remunerado, que considere políticas integradoras con perspectiva de género. En segundo lugar, como mujeres y país, tenemos la oportunidad de lograr la representatividad en la toma de decisiones en las estructuras del poder”, sostiene.

Asimismo, agrega que es necesario “‘deconstruir’ los cuidados y trabajos “sexualizados”, y con ello, fomentar el camino a la corresponsabilidad, cambiando el paradigma e incorporando a las personas sin importar su género o sexo biológico en el trabajo doméstico desde la crianza”.

Finalmente, la investigadora Daniela Paredes sostiene es necesario “visibilizar el problema y hacer un llamado a la acción”. Añade, además, que “este trabajo invita a soñar con modelos de seguridad social integrales, y con sistemas de cobertura no solo de prestaciones, sino que contemplen el contexto biopsicosocial integral de mujeres y mejoren su experiencia en el sistema de salud”.

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