USS: Confianza en la economía de la Región del Biobío mantiene altos niveles de pesimismo

31 octubre, 2023

El Índice de Confianza en la Economía Regional (ICER) de agosto fue de 30 puntos (de un total 100) ubicándose en la zona pesimista del indicador. Un 46% de los encuestados cree que la situación económica de la Región del Biobío será peor en dos años más.

Concepción, octubre 2023.- El VIII Índice de Confianza en la Economía Regional (ICER) promedió 30 puntos (de un total de 100) en agosto 2023, de acuerdo con la medición realizada por la Facultad de Economía y Gobierno de la U. San Sebastián en la Región del Biobío. El ítem expectativas de consumo de vivienda o automóvil fue el más pesimista del ICER, con solo 13 puntos.

Para generar el ICER Global, el informe contempla seis variables: situación económica personal versus pasada; situación económica actual del país; situación económica actual de la Región del Biobío; expectativa económica futura del país a dos años; expectativa económica futura de la Región del Biobío a dos años y expectativas de consumo de vivienda o auto.

Visión futura pesimista
El ICER, correspondiente a agosto, muestra que el nivel de pesimismo se mantiene e incluso se acentúa en relación con las proyecciones futuras. De este modo, en el caso de las expectativas económicas a dos años más, tanto en el país como en la región, el índice alcanzó 40 puntos, cuatro menos respecto de la medición anterior. Un 48% de los encuestados considera que la situación futura será peor en el país y un 46% piensa que será peor en la Región del Biobío.

“El alto nivel de pesimismo y las bajas expectativas se explican, porque las cifras macroeconómicas, así como situaciones microeconómicas, se mantienen con señales negativas. La economía nacional está estancada, el crecimiento económico de este año, según el FMI y el Banco Mundial, será negativo, en torno al -0,5%; el desempleo a nivel nacional, que hoy llega a 8,9%, se mantiene muy alto con 882 mil personas desocupadas y un déficit de 450 mil empleos, es decir, personas que perdieron la esperanza de encontrar trabajo y que salieron de la fuerza laboral. También han contribuido a acrecentar el pesimismo los factores externos como la guerra entre Palestina e Israel, el aumento del precio del petróleo y la disminución de precio del litio y del cobre”, sostiene Luis Felipe Slier Muñoz, director de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián Sede Concepción.

El académico también menciona el alza en el tipo de cambio que impacta directamente en los precios de muchos productos importados. “Por otro lado, las perspectivas en materia de empleo para la región no son muy alentadoras, tras el fin de la ampliación y modernización de la planta de Arauco que empleó mucha mano de obra local, así como también debido a los despidos en la misma empresa que ya han totalizado más de 580 trabajadores en lo que va del año”, dice.

Respecto del actual contexto económico en el país, el indicador marca 27 puntos, levemente superior a la medición anterior. En este ítem, sólo un 6% considera que la situación es buena, mientras que un 52% cree que es mala, porcentaje que se eleva al 61% en el segmento socioeconómico D y E. También el informe revela un mayor nivel de pesimismo entre los hombres, en la zona rural y en el segmento etario de 36 a 55 años.

Luis Felipe Slier plantea que esos grupos son los más afectados por la persistente inflación como también por el alza del desempleo que ha golpeado con especial énfasis a la construcción. “Claramente esto refleja un panorama poco alentador y las personas así lo perciben en un escenario con casi nula creación de empleos y sin condiciones favorables para la generación y materialización de proyectos de inversión que, como podemos ver cada día, se van a países vecinos que ofrecen mejores condiciones”.

Pesimismo en consumo y créditos
El ítem de expectativas de consumo de vivienda y automóvil fue el más pesimista del ICER de agosto, con 13 puntos. Para un 82% de los encuestados es un mal momento para adquirir este tipo de bienes. El mayor pesimismo se observó en personas que pertenecen a los grupos socioeconómicos D y E (81%) y en el segmento etario de 36 a 55 años (85%).

La misma tendencia se registró al evaluar la solicitud de créditos bancarios: un 84% de los encuestados piensa que es un mal momento para hacerlo, porcentaje que aumenta a un 88% en hombres y a un 89% en ciudadanos de los grupos D y E.

Daniela Catalán, académica de Ingeniería Comercial de USS Concepción, plantea que la disponibilidad de opciones crediticias es un factor crítico que contribuye a esta negativa percepción en los segmentos D y E. “En el caso de las personas de los grupos más vulnerables, en su mayoría, no tienen acceso al crédito debido a que no cumplen con los requisitos establecidos por las entidades bancarias. Indudablemente, este es un grupo que ha sufrido un mayor impacto en términos económicos en este período, lo que refuerza su visión negativa de la situación actual y futura”.

Expectativas de inflación y empleo
Las perspectivas de empleo también son consultadas en el informe. En la Región del Biobío, un 58% cree que en doce meses más habrá mayor cesantía. Los porcentajes son más altos en el mundo rural (73%), en hombres (65%), en los mayores de 36 años (63%) y en el segmento socioeconómico C3 (71%).

Daniela Catalán analiza el porcentaje que se obtiene en el área rural. “Es una zona que enfrenta grandes desafíos en términos de cambio climático, inundaciones e incendios, que han llevado a pérdidas en sus inversiones, tierras y maquinaria. En algunos casos, estas pérdidas no se han podido recuperar, lo que podría explicar la visión negativa que prevalece en estas zonas”.

En el caso de las expectativas de inflación, un 67% de los consultados cree que los precios de los principales productos subirán, porcentaje que se eleva al 70% en los hombres y al 74% en los segmentos socioeconómicos D y E.

La académica también plantea que esta negativa percepción se explica por “los diversos shocks generados a nivel internacional que sugieren un aumento de la inflación, así como por la desconfianza y la gran incertidumbre que actualmente afectan a nuestra economía. Esta percepción pesimista podría llevar a estos grupos a esforzarse por mantener sus gastos al mínimo, centrándose en lo esencial”.

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