Edo Caroe vuelve al Gran Arena Monticello con “Lo Que Salga”, un show en el que presenta su material más honesto, complejo, y por supuesto, brutalmente cómico; que finalmente es lo que importa, que el público se desencaje de la vida misma con extensas risotadas. Cabe aclarar que es el mismo Edo quien escribe esta reseña en tercera persona, porque olvidó pedirle a alguien que lo hiciera y ya la están pidiendo con urgencia desde Monticello.
En plena pandemia y con teatros a media capacidad por las medidas sanitarias, comenzaron a surgir los primeros chistes de “Lo Que Salga”, un show de stand up que Edo gestó en el escenario mismo, enfrentándose con una comicidad espontánea y única, a los temores, incertidumbres y dolores del último tiempo. ¿Se puede reír de lo doloroso? (suspiro altanero) déjemelo a mí. O sea, a “él” a Edo Caroe.
Hoy, ya después de un año de rodaje y con teatros repletos, “Lo Que Salga” se convirtió en un show íntimo, en el que Edo, con una particular narrativa, va desmenuzando sus miedos como padre, el absurdo de nuestras contradicciones, la precariedad de la salud mental y la experiencia asfixiante de tanto malestar en una Era de abundancia. Obviamente, está presente la cuota precisa y necesaria de chistes sobre la pirula y temas escatológicos, dando como resultado la imbricación perfecta entre temas sesudos y otros más “simpletos”. En palabras del propio comediante: “Es el material que más me acerca al comediante que me gustaría ser”.
Edo Caroe le sugiere que vaya a Monticello a ver “Lo Que Salga”, para que se carcajee a más no poder con 1 hora 30 minutos de chistes, chistes y más chistes. No hay malabarismo, no hay baile, no hay pulseras con luces. Solo chistes. ¿Se puede estar 90 minutos riendo con chistes? (suspiro altanero) eso déjemelo a mí. O sea, a él.
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